martes, 21 de octubre de 2008

Soñador consistente



Manny Acta sí es capaz de amarrar visiones en cadena hasta conseguir sus objetivos.


Por Enrique RojasESPNdeportes.com


WASHINGTON -- Mientras crecía en un ingenio de caña de azúcar en San Pedro de Macorís, en el este de República Dominicana, Manny Acta soñaba con llegar a ser pelotero de Grandes Ligas para tener muchos pantalones jeans y muchas tenis (zapatillas deportivas).


"Le decía a mi mamá que era mi sueño, así que cuando me firmaron y regresé a mi casa, tenía alrededor de siete pares de tenis y mi mamá me dijo: 'Bueno, mi hijo, cumpliste tu sueño'", dijo Acta a ESPNdeportes.com.


La anécdota pudiera parecer cursi para muchos que solamente saben que Acta es el mánager de los Nacionales de Washington, el equipo de la capital de Estados Unidos que este año inauguró un majestuoso estadio de más de 600 millones de dólares.


Sin embargo, los que conocen qué tan dura puede ser la vida para un chico latinoamericano que crece en un ingenio azucarero y que hace tiempo vio pasar sus mejores días, comprenden fácilmente cómo un par de zapatillas deportivas pueden convertirse en un sueño.


Y Acta es un soñador consistente, ciertamente capaz de amarrar visiones en cadena hasta conseguir sus objetivos.


Poco después de ser firmado como jugador del cuadro por los Astros de Houston, en 1986, Acta tuvo que cambiar el sueño de jugar en las Grandes Ligas por el de ser coach en las Mayores... algún día. Una vez alcanzado el primer escalón, entonces se enfocó en tratar de ser mánager del Big Show.


En noviembre del 2006, dos décadas después de firmar su primer contrato profesional, Acta fue nombrado como el segundo mánager en la historia de los Nacionales y el cuarto dominicano en las ligas mayores.


UN DÍA CON MANNYManny Acta abrió las puertas de su casa y oficina en Washington a ESPNdeportes.com al final de la temporada del 2008 para compartir algunos de los catalizadores que lo impulsaron para saltar de Consuelo a ocupar uno de los cargos más deseados en el mundo de los deportes.


Supimos cómo lo consiguió sin poseer veloces piernas o pegar batazos descomunales como sus compluebanos Ricardo Carty, George Bell, Tony Fernández, Sammy Sosa y Alfonso Soriano.


"No era un bateador de poder para jugar en tercera base, no era muy rápido para jugar en el medio y además tuve algunas lesiones. Fui firmado a los 19 años y tres temporadas después ya era evidente que no tenía el talento necesario para jugar en las ligas mayores", dijo Acta.


En lugar de sentarse a llorar o desafiar los reportes de los scouts, el joven Acta aceptó una propuesta de los Astros para comenzar una nueva carrera. Así, a los 23 años era coach en la Liga del Sur Atlántico, donde fue a trabajar para ayudar a Bobby Abreu, Raúl Chávez, Roberto Petagine y otros venezolanos en el sistema de ligas menores de Houston. Un año después, en 1993, era mánager en la New York Penn League (Clase A).


"Le dije a mi jefe, Fred Nelson, que estaría dirigiendo jugadores que tenían mi edad. Y me dijo: 'Tú no tienes que decirle tu edad a ellos'", cuenta Acta.


El dominicano comenzó una carrera meteórica en los sistemas de ligas menores de los Astros con una única misión: Trabajar fuerte por 20 años hasta que alguien notara sus resultados y lo convocaran para ser coach en Grandes Ligas. Justo a la mitad del plan (10 años), éste fue nombrado como parte del cuerpo de coaches de Frank Robinson en Montreal, luego pasó dos años con los Mets de Nueva York y con apenas cuatro años de experiencia fue apuntado como mánager.


"Como no jugué en Grandes Ligas, no tenía un nombre, era más difícil para mí soñar con llegar a ser coach de ligas mayores", dijo Acta.


VALOR LATINO"Los latinos hemos crecido mucho en el béisbol. Tenemos representantes en la oficina del comisionado, la Asociación de Jugadores, las oficinas de los equipos y en los puestos dirigenciales", agregó.


Acta no es tonto. Él sabe que no es producto de la casualidad que las Grandes Ligas tengan tres mánagers latinoamericanos activos (el venezolano Ozzie Guillén dirige a los Medias Blancas de Chicago y el cubano Fredi González a los Marlins de Florida).


"Felipe Alou puso la semilla para todos nosotros, mostrando a todos que los latinos no solamente podemos pegar batazos y lanzar pelota", dijo.


"El trabajo principal de un mánager no es dirigir un juego de béisbol, sino manejar personas y lidiar con la prensa. Antes no se sabía si los latinos podíamos manejar esas cosas y Felipe demostró que sí se puede", siguió diciendo.


"Me tomo mi trabajo con mucha seriedad. Trato de hacer lo mejor posible para no cerrarle las puertas a los que vienen detrás de mí", enfatizó el dirigente de Washington.


Aunque no con tanta intensidad como en el pasado, la discriminación sigue latente en todos los estractos de la sociedad norteamericana y el béisbol no es la excepción. Acta sabe lo difícil que puede ser la adaptación a Estados Unidos de un chico latinoamericano que nunca había salido de su pueblito natal hasta que firmó su primer contrato como jugador profesional.


"Cuando llegué aquí no sabía nada de lo que era racismo. En Dominicana se habla de ricos y pobres. Para nosotros el ajuste es tan difícil que por eso le pedimos paciencia a los directores de ligas menores con los muchachos que vienen de nuestros países", dijo Acta.


"Nuestros muchachos se toman dos o tres años para hacer el ajuste. Las leyes, las costumbres, todo es diferente. Un simple silbido a una mujer, que en nuestros países es un halago, aquí es una falta de respeto".


'ZAPATERO A SU ZAPATO'Durante nuestro encuentro con Acta, a propósito de la celebración del Mes de la Herencia Hispana, éste nos llevó a uno de los lugares que más tiempo dedica cuando no está en el terreno: La zapatería.


Una de las cosas que más le gusta a Acta es comprar zapatos. No en vano le llaman el Imelda Marco de los coaches, en referencia a la esposa del antiguo dictador filipino Ferdinand Marco, a la que se le encontraron más de mil pares de zapatos cuando su esposo fue destituido en 1986.


"Me encantan los zapatos. Mi esposa dice que soy un Cienpiés. Siempre compro en especiales, solamente una vez compré un zapato de 450 dólares, pero siempre compro baratillos", contó Acta.


"Cuando estaba creciendo tenía dos pares de zapatos, uno para ir a la escuela y otro para ocasiones especiales. La mayor felicidad fue cuando alrededor de los 15 años me crecieron los pies y podía usar los zapatos de mi papá. Pude darme el lujo de ir a la escuela con zapatos diferentes durante una semana, con los dos míos y los tres que tenía mi papá", agregó.


"Obviamente, seguí creciendo y se acabó la fiesta", apuntó.


FUNDACIÓN ImpActa KIDSEn noviembre del año pasado, Acta lanzó oficialmente la Fundación ImpActa Kids para ayudar a la niñez de República Dominicana y Estados Unidos. Este año comenzará la construcción de un complejo de estadios con dimensiones de pequeñas ligas en el ingenio Consuelo.
"Los niños necesitan jugar en terrenos ideales para su edad y eso es algo que no se encuentra mucho en un país de béisbol como el mío", dijo Acta.
El proyecto costará alrededor de 400 mil dólares, que Acta espera reunir con donaciones personales, de algunas empresas dominicanas y del gobierno central.


"Cuando crecía jugaba béisbol, baloncesto y otros deportes y nunca supe de dónde salieron los útiles que usaba. Ahora quiero que otros niños tengan mejores oportunidades sin preocuparse de comprar esos útiles", dijo Acta.
Para más detalles de la fundación del mánager de los Nacionales puede accesar a su sitio en internet: Impactakids.org

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